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La luz en las ciencias

Todos sabemos que, en los tiempos en que los griegos gobernaban sobre Eretz Israel, no había luz como la que tenemos hoy en nuestras casas ya que aun no se había inventado la electricidad. Ni siquiera había velas….Increíble, ¿no?
Hoy no podríamos vivir ”sin luz”; la tenemos como algo natural, hacemos clic en la teclita… ¡y encendemos la lamparita!

 

Pero en aquella época – la de los Macabeos – la cosa era un tanto más complicada. Para poder iluminar, lo más importante era el aceite… sí, el aceite, no el de la ensalada sino un aceite especial que sirve para mantener una llama encendida:

 

 

En un tarrito se pone el aceite, luego se coloca una especie de
soguita que se llama pabilo, y se deja un pedacito del pabilo,  la
mecha, por fuera del aceite. Se enciende con fuego la mecha del
pabilo y el aceite hace que el pabilo se vaya quemando lentamente.
De esa manera, la luz que da el fuego dura más tiempo.

 

 

Con el devenir del tiempo se inventaron las velas… ¿Y qué son las velas? Pues ese mismo pabilo que se introducía en el aceite, ahora directamente “viene de fábrica” dentro de la vela. ¿Viste que cuando tocás una vela es grasosa o aceitosa? Bueno, eso permite que, al encender el cabito de la vela, la luz que da ese fuego dure más tiempo.

 

 

El tema de cómo generar luz y energía siempre despertó la curiosidad de los científicos y su preocupación por crear y desarrollar nuevas fuentes alternativas.
¡Los invitamos a conocer algunas de estas experiencias! 
 

 

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