

Análisis de la obra
En este poema, Amijai expresa el anhelo permanente del pueblo judío por la tierra de Israel. Se trata, por cierto, de un anhelo que se refleja en numerables prácticas judías, como el rezar mirando hacia Yerushalaim, o cantar en nuestro himno que “aun no se ha perdido la esperanza de ser un pueblo libre en nuestra tierra de Tzion…”
El autor comienza citando a Rabí Yehuda Halevi con el primer verso de su “Poemas de Tzion” para definir lo que él denomina un paseo judío: el corazón desgarrado de quien vive en un lugar – Occidente - pero añora otro - Oriente. Señala que Yehuda Halevi no “escribió” sino que cantó su verso, imprimiéndole la imagen del trovador medieval que utilizaba la música para describir la realidad de su época. Y así como el trovador recorría las cortes desplegando su arte, el “paseo judío” de Amijai es un ida y vuelta, ida sin vuelta y vuelta sin ida, / errante sin pecado, un paseo infinito. Se trata de un paseo del que se vuelve a casa después de disfrutar, conocer, deambular, a pesar de que es infinito.
Tal como lo hiciera Yehuda Halevi, también Amijai se refiere a la se-paración entre cuerpo y alma, y para ello recurre al “judío Freud”, el
renombrado psicoanalista que buceó en el alma humana para tratar de comprenderla. En la exclamación - ¡Oh! ¡Qué mundo es este…! – el poeta deja vislumbrar cierta desesperación ante esta situación de es-cisión reflejada en la imagen de un corazón trasplantado en otro cuerpo.
En muchos de sus poemas, Amijai utiliza fuentes judías para plan-tear su particular mirada. En este caso, coloca el verso de Rabí Yehuda Halevi en boca de Moshé Rabenu, quien “puso cuerpo y alma” para sacar a los judíos de la esclavitud y emprender el gran paseo judío por el desierto, desde Mitzraim hasta Cnaan, la tierra prometida. Lee mos en la Torá que Moshé no pudo ingresar a esta tierra sino que la vio de lejos, desde el monte Nevó, la divisoria de aguas de su añoran-za. Amijai invierte el verso original y escribe: “Mi corazón está en el Occidente y yo en el extremo del Oriente”, ya que el monte Nevó se encuentra al este del río Jordán. Luego retoma el verso de Rabí Yehu-da Halevi: “Mi corazón está en el Oriente y yo en el extremo del Occi-dente”, sugiriendo que ya desde su estadía en Egipto Moshé anhelaba Eretz Israel…
A continuación, Amijai destaca la dimensión humana del líder bíbli-co: escribió la Torá como un diario de viajes y recuerdos y en cada capítulo algo muy personal. Entre los elementos muy personales que enumera respecto al líder, incluye también los Diez Mandamientos.
Para finalizar, es interesante señalar que Yehuda Amijai escribió es-tos versos desde Yerushalaim -el corazón de Eretz Israel y centro de la añoranza judía-, ciudad donde transcurrió casi toda su vida.
@Yehuda Amijai
“Paseo judío”
