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Análisis de la obra

   La ciudad de Ramat Gan linda con Tel Aviv; una autopista rápida y las vías del tren separan ambas ciudades. En 1968, en Ramat Gan se instaló el lujoso distrito de la Bolsa de Diamantes, que maneja el 40% del comercio mundial de diamantes. Muy cerca de ese lujoso com- plejo de edificios vidriados se encuentra la zona industrial, una zona completamente diferente, con fábricas, galpones y depósitos. Es allí donde se desarrolla el cuento.

   Este es un relato policial. Se ha cometido un asesinato y la única testigo del hecho parecería ser Mama, una anciana indigente instala-da en un callejón oscuro en la zona industrial cercana a la Bolsa de Diamantes. Ella vive a la intemperie, y los sucesos transcurren en el mes de enero, cuando en Israel es invierno, hace frío y llueve. Una breve descripción del lugar revela que de día hay allí un febril movi-miento de gente que trabaja en la industria y por las noches concu-rren quienes asisten a los “salones de masajes”.

   La policía es advertida del asesinato y al llegar el patrullero, la anciana esgrime una bolsa que contenía la cabeza cortada de una mujer. Sorprende la parsimonia con la que exhibe y hace rodar su horrendo “hallazgo”. Ante el pedido de la policía de ir a declarar a la comisaría, la vieja se niega rotundamente; sin embargo, accede a co-laborar allí mismo, donde ella vive y está bien… Pero ella no quiere hablar sin recibir algo a cambio: su golosina preferida. En su declara- ción inventa una historia, que hasta resulta graciosa: la cabeza corta-da que encontró le contó lo sucedido. Estas son actitudes rayanas con lo infantil, que le imprimen a la pobre homeless una caracterís-tica peculiar, acaso menos dramática de lo que representa en la re-alidad.

 

   Por la actitud de la quiosquera, se nota que la anciana está insta-lada en ese callejón desde hace tiempo; quienes frecuentan la zona la conocen. Incluso el inspector de policía la trata con amabilidad y con simpatía, y le sigue el juego infantil que ella propone: le compra sus ansiados Kit Kat…

   Sin embargo, entre juegos e historias inventadas, la mujer aporta a la policía un dato que será clave para resolver el caso: el nombre de un político y su número de teléfono. Casi inocentemente, el inspector sigue esa línea de investigación y los hechos se verifican tal como la mujer los narró.

   Finalmente, es el inspector joven el que quiere recompensar a la mendiga. Le compra en el quiosco todos los Kit-Kats y se los lleva. Pe-ro no hace nada más por ella. La deja sentada donde la había visto la vez anterior, junto al tacho de basura verde, “muy contenta con el espléndido tesoro que le había caído en suerte”. Ella come y sonríe de oreja a oreja, pero de pronto deja de sonreír y evoca un recuer-do: “en otros tiempos fui una bailarina de ballet muy conocida”. Este comentario invita a imaginar que Mama podría ser una inmigrante rusa, que al llegar a Israel no encontró empleo en su profesión de bailarina y como consecuencia, terminó literalmente en la calle… 

   Asimismo, la mujer asesinada parece haber sido una inmigrante con título académico (con la aliá rusoparlante llegaron muchos inge-nieros) que en Israel trabajó de lo que pudo para poder sobrevivir. “Me dijo lo que había hecho antes de venir a trabajar aquí. ¿Saben que antes era ingeniera?”, comenta la vieja.

 

   El personaje de Mama es ficticio pero verosímil. En nuestros tiem-pos, al recorrer las calles de las ciudades céntricas de Israel encon-tramos indigentes… En tal sentido, observamos que este cuento pre-senta los contrastes socioeconómicos que se dan en Israel. Como ocu-rre en tantos países del mundo, también en Israel hay conflictos so-ciales producto de la desigualdad, la pobreza y la injusticia social. Este cuento trata de iluminar este callejón oscuro del que, en gene-ral, poco se habla en los medios.

@Alex Epstein

“Asesinato junto a la bolsa de diamantes”

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